Mi hijo va para político. Sí, sí, sí. Y no me extraña en absoluto, teniendo en cuenta que antes quería ser constructor. Cuando vamos a jugar en familia, él siempre propone el Monopoly. Los demás aceptamos a regañadientes porque ya sabemos cómo termina todo: Teo acaba desplumándonos y con varios hotelitos en calles recalificadas. Así es la vida.
Mis sospechas de que dará con sus posaderas en un hemiciclo cualquiera se han agudizado este verano. Sin ir más lejos, y mientras desayunábamos bucólicamente con el trinar de los pajarillos, mi niño fue capaz de escuchar ¡sin quejarse! el discurso exculpatorio de Rajoy de hace unos días.
Noté que entrecerraba los ojos mientras sorbía su Nesquik y el señor presidente explicaba aquello de que todos tenemos derecho a no declarar en nuestra contra. Así que cuando Mariano hizo una pausa para respirar, él se apresuró a resumir en alto: “Pues entonces yo también puedo poner excusas, porque soy un ser vivo”. Fin de la cita.
En ese momento, mi santo y yo nos pusimos a engullir las tostadas rápidamente, no fuera que el niño nos hiciera preguntas acerca del Código Civil, Penal y hasta Militar. Fue su hermana Ada la que rompió el silencio: “No, Teo, que yo he estudiado en Educación para la Ciudadanía que no se puede mentir”.
No sé por qué los analistas políticos se han centrado en otras cuestiones con lo límpido que quedó todo para una criaturita de 7 años…
Además de esa mente preclara para captar el mensaje principal, reconozco en Teo otros valores de la estirpe política. Por ejemplo, su diplomacia. Nadie podría haber calificado a Mario Vaquerizo mejor ni de otra manera: “Es una mutación”. Y, como un expresidente cualquiera, su facilidad para los idiomas: “Mamá, ya soy trilingüe. He aprendido portugués: sé decir Aquashow”. Y eso en público, no en la intimidad.
También (a lo Federico Trillo), su proverbial habilidad para la geografía, pues en cuanto pisamos una playa me inquiere: “¿Esto es un mar lejano?”. Con su natural prudencia, quiere asegurarse de que no habrá tiburones…
Y, por si fuera poco, unas rocambolescas asociaciones de ideas que sólo y únicamente pueden corresponder a alguien con alma de político: “Mamá, creo que soy alérgico al cloro, porque me meto debajo del agua y no aguanto casi nada”.
Os lo aviso. Lo presiento, lo barrunto, lo sospecho, lo intuyo. Dentro de unos años, veremos a Teo en la tribuna de oradores, lo que me alegra y me desasosiega al mismo tiempo, porque ¿a quién le habrá salido este hijo mío? Mira que si me lo cambiaron en el hospital…
No, no puede ser. En el fondo de su alma brilla la benignidad de su padre. Y explico por qué. Si os pensáis que tengo a mis hijos explotados haciéndome ilustraciones para este Blog, os equivocáis. Desde que leí en el Hola que una aristócrata les pagaba a sus niños las infantiles contribuciones a su empresa, me propuse no ser menos.
Así que los dibujos son por encargo y re-mu-ne-ra-dos. Al principio les pagaba 1 euro, pero cuando empecé a autoinsultarme llamándome “rata”, decidí subir el precio a 2 eurazos como dos soles. Pero ahí estaba mi niño, genéticamente bueno como su padre, que me dijo: “No, mamá, con 1 euro es suficiente”. Y esto es lo que me hace dudar seriamente de que vaya a acabar siendo político. O constructor.
Tengo que observar concienzudamente cuál es su evolución. Y si finalmente se confirma que le tira esto de la cosa pública, contratar desde ya a Mario Vaquerizo como asesor de imagen. Ya me estoy imaginando a Alaska abriendo sus mítines a los sones de “A quién le importa lo que yo haga, a quién le importa lo que yo diga…”. Ay, qué ilusión, ¡mi niño en un reality de la MTV!
Terry Gragera
@terrygragera
He leido uno a uno los post que tenía retrasados, relamiendome….jeje. Me lo paso muy bien, estilo propio, amor, abnegación maternal, luchas y contradicciones, todo mezclado con mucho humor. En fin, la vida misma. Enhorabuena por tu blog Terry.
Marta
Muchas gracias, Marta. Eres muy generosa en tus palabras y viniendo de ti, que tienes a un artista del blog en casa, me saben aún mejor. ;). Un beso y muchas gracias por todo.
Amor de madre duro como el acero, puede con todo.
Puede, puede. Muchas gracias por leer el post. Un abrazo.
Teo promete! jejeje
Sí, Laura. Teo promete… Y mucho. 🙂
Siempre ponderas la «benignidad de tus hijos porque se parecen a su padre Y ES CIERTO,pero jamas haces alusion a quien se parecen en lo inteligentes.Seguramente, ademas de……habra que buscar el «factor» influyente,¿la te….?
Mamá, qué agradable sorpresa tenerte de nuevo por aquí reivindicando mi sesera. Que sí, que mi santo es bueno, y para su madre, el más listo del mundo. Menos mal que mi suegra no lee este Blog porque si no, tendríamos un conflicto diplomático. 🙂
Que delicia!!!!!…..pero…..te quedas muy corta
Mamá, pero qué vas a decir tú de tus nietos… 😉