Malones, malones, que sois unos malones. ¡Mira que recordarme que hace mucho que no hablo de mi suegra…! Si es que me obligáis a ser perversa, si es que os gusta sacar lo peor de mí.
Pero qué voy a decir yo de ella sino maravillas, qué voy a relatar sino su excelso virtuosismo, qué voy a desgranar sino sus incontables parabienes. Vamos, que se me vuelva loco el teclado si no es así como lo siento.
นี้เกิดขึ้นกับฉันโกหก ¿Qué pasa: es que no entendéis el tailandés? Pues yo voy a clase y me ha apetecido refrescar la lección, que dicen que es el idioma del futuro… ¿Qué no?
Volviendo al tema que nos ocupa tras esta instructiva pausa. Pero ¿cómo me pedís, lectores sin alma, indagar en esa benévola e indulgente relación que mantengo con la madre que trajo al mundo a mi santo esposo?
Pero si no la llamo “mamá” porque me trabo de la emoción… ¿Criticar a tan beatífica mujer? Es que no puedo, es que no me brota de las entrañas; vamos, que sería la primera vez que saliera de mi boca algo malo de ella. mwen pa kwè ke ni bwè ¿Tampoco sabéis criollo haitiano? Por favor, cómo está Internet…
Mi suegra lo es todo para mí. Y digo todo, en el más amplísimo y extenso sentido de la palabra. Y, por supuesto, es recíproco. Porque de mis cuñadas soy su favorita. Claro que las demás son su elegida, su predilecta y su preferida, tal como ella nos nombró, en un (1) alarde de sutil diplomacia, a cada una de sus cuatro nueras.
Yo cada noche, antes de acostarme, pienso: “Soy la favorita de mi suegra”, y en ese mismo instante dejo de desear que me toque la lotería, tener una casa más grande y que mi santo se transmute en Richard Gere. De-verdad-de-la-buena.
Qué bonito es tener a alguien que le pregunte a tu marido si estás embarazada cuando los gases hacen de las suyas, qué emocionante es que te recuerden a la novia anterior para desear que te parezcas a ella, qué impagable es hacerse con una colección de pijamas más amplia que la del señor Pikolín gracias, invariablemente, a los regalos de cada cumpleaños, cada santo, cada Navidad…
Pero no, tendrían que estrujarme las meninges y retorcerme la lengua con refinados métodos de tortura y aún así no me sacarían nada malicioso sobre ella. Me imagino que igual que a vosotros con vuestras respectivas, ¿verdad? ¿Veis? Estamos en el mismo barco, unidos por un inconmensurable amor que supera fronteras («cada una en su casa y Dios en la de todos”).
Cuando pasen los años, seré consciente de que he tenido el mejor ejemplo de lo que es ser una suegra como está mandado, y ejerceré como tal con las parejas de mis hijos. Pero, espero, sinceramente, que esto de los blogs se haya pasado de moda para entonces, porque como a cualquier juntaletras le dé por ponerme a caldo en un post, se va a enterar de quién soy yo y de quién era mi suegra. Aviso: todo en uno y reconcentrado. Como diría mi amantísima suegra: ejem, ejem, ejem.
Terry Gragera
@terrygragera
No me atrevo a decir ni «mu» … por si acaso!
Ya te tocará a ti, mamá. 😉
¿Pijamas cortos que tapan poco o pijamas mono de cuello alto de algodón de 200 gramos?
Al principio, más sugerentes. Ahora, de cuello vuelto…