Lo prometido es deuda. Aquí estamos de nuevo, Periquitos. A estas alturas del año, siete días después de su estreno, y tras unas completísimas Navidades, os imagino exultantes de júbilo y satisfacción. Exactamente igual que yo. Porque, admitámoslo, no hay nada más reconfortante ni energizante (aunque sea por aquello de poner los pelos de punta) que ligar una con otra, y con otra, y con otra… celebración familiar. Claro que sí.
Para nosotros han sido unas semanas muy intensas. Es lo que sucede cuando el cumpleaños de tu hija y el santo de tu marido se unen a los escasos compromisos propios de las fechas. Sí, Ada ya tiene 11 añitos, y por eso me ha entrado un ataque de pánico y he sobreexplotado las jorobas de los camellos de Oriente pidiendo cuatro libritos como cuatro soles sobre el proceloso mundo de la adolescencia. Para irme preparando. Para ir entrando en materia.
Sé que con esto avivo una vez más mi inmerecida leyenda de madre máspalláquepacá, pero como cita en su último libro mi reverenciado Carlos González: “La humanidad se divide en psicóticos, que son los locos, y neuróticos, que son los cuerdos”. Así que tengo que alimentar mi voraz neurosis.
Mi niñita ya ha pasado de la decena y para celebrarlo nos fuimos con sus amigos al zoo. Qué graciosos son los animalitos, oye. Sobre todo cuando delante de doce jovenzuelos y dos padres al borde de la implosión les da por aparearse. “Están jugando…”, dijo una de las amiguitas de Ada con alma caritativa ante nuestro ojiplático estado. “…Eso o están…”, continuó. Ay, ay, requeteayyyyyy. “…Eso o están… pensando en el futuro”. ¡¡Aleluya, aleluya!! (Cánticos celestiales). Qué alivio, qué sin par descanso. Yo que me esperaba oír lo peor, y aquella chavalilla me da una lección de buen gusto.
Pero el azoramiento me duró un buen rato. Casi tanto como cuando vino a visitarnos otra amiguita húngara de Ada. Mientras las chicas jugaban en casa, la madre se escapó al cine para ver una película y así refrescar su castellano. Todo perfecto. De no ser porque a la vuelta, muy educadamente, me interrogó: “¿Puedes explicarme qué significa la palabra ‘cachonda’? Salía todo el rato en la película”. Virgensantadelapiedadbendita, y yo que creía que con lo del acoplamiento animal ya había tenido suficiente.
Ada recibió como regalo de sus amigos una nueva cobaya a la que ella y Teo han llamado Lola. Así que de nuevo nuestro salón está ocupado por ruiditos, heno y esa jaula tamaño XXL en la que procuramos su bienestar a cambio de mortificarme visualmente cada día.
Y llegó la noche de Reyes, pero, oh cielos, cuando escribimos las cartas, Lola no estaba en casa y ahora sí. “Vamos a pedirle a los Reyes en una notita al lado de nuestros zapatos que le traigan algo a ella también”. “Pero a estas alturas, no sé yo si van a llevar en los sacos algo para cobayas…”. “Tranquila, mamá, que ellos son magos”. ¡¡¡!!!
Así que la noche de Reyes fue es-pec-ta-cu-lar. Ada no consiguió dormirse hasta las dos de la madrugada de puro nervio. Fue entonces, a una hora tan mágica como conveniente, cuando hubo que proceder con el empaquetado de regalos (“el año que viene esto no me pasa, los preparo antes”, llevo diciendo más de un lustro sin éxito). Resuelto el asunto de los envoltorios hacia las tres de la madrugada, ese bendito que haría lo que fuera por complacer a sus hijos, se dedicó con voluntad y acierto a materializar el presente cobayil: una patata artística digna de MasterChef talladita toda ella a cuchillo con el nombre de la homenajeada, pero a la que el bichito ignoró a conciencia al día siguiente.
Misión cumplida. Tres y media de la madrugada. Mi reino por una almohada. Pestañas recién plegadas. Cuatro de la madrugada, vocecita de Teo: “Papáááááá´: ¿ya han venido los Reyes?”. Y así cada media hora hasta las siete. Entre siete y nueve, breve cabezadita y a las nueve, saltando sobre el lecho conyugal para despertarnos sutilmente: “¡¡Que ya han llegado, que ya han llegado!!”.
Por lo demás, han sido unas vacaciones perfectas…
Antes de terminar este post quiero alabaros el gusto porque estáis leyendo uno de los 14 blogs que ha recomendado seguir en 2014 Álvaro Varona, un gurú de los buenos de esto del Internés. Como os podéis imaginar, para mí es todo un orgullo. Si yo sólo soy una humilde madre contando sus desventuras… Pero, bueno, hacedle caso, y a periquitizarse este año.
Un abrazo muy fuerte para todos. Estoy encantada de veros de nuevo por aquí.
Terry Gragera
@terrygragera
!!Enhorabuena!! No podía ser de otra manera… por la gracia que tienen todos tus «post», y por la delicadeza y elegancia con que tratas todos los temas.
«Internes» sabe lo que aconseja. Besos.
Gracias, Mamá. Elegante y delicada… ¡uf!, qué piropos. 😉
Terry de nuevo genial ..feliz año… Totalmente identificada con el empaquetamiento de regalos y con el pensamiento del año que viene no me pasa. A la respuesta de que los reyes tenian que traerle algo a mis hamster consegui camelar a mis hijas con que los reyes a los animalitos no les traen nada… Pero algo pillaron,…porque de los tres vasos de leche (que me bebi yo) y tres galletas que dejaron mis hijas para los reyes…las tres galletas fueron integras para las ratitas…..
Un besazo
Inma
Muchas gracias, Inma. Hay muchos reyes magos sueltos por ahí, pero muchos, muchos. Feliz Año a ti también y un beso muy fuerte.