Dice mi amigo David que como siga retrasándome en la publicación de mi post semanal voy a necesitar un “negro” como el de Ana Rosa. “Para escribirlo, entiéndase”, añade el muy picarón.
Y es que creo que me sobreestimo, queridos. Porque hay veces en que por más que lo intento, no llego y a las once de la noche cuando por fin me puedo poner ante el ordenador, la neurona saca la bandera blanca y me conmina: “¿Por qué no te sientas un ratito, guapa, pero a ver Telecinco o cosas así en lugar de exprimirme más por hoy?”. Y yo, conmovida, le tengo que dar la razón. Y así van pasando los días, y no hay manera de cumplir con mi público fiel.
Mi madre lleva muy mal esto de que no publique el post en el día indicado, oséase, los martes, porque le da por pensar en cosas terribles, como que una migraña asesina me ha atacado de nuevo. Ella nunca imagina que me ha podido tocar la lotería y he huido a la República Dominicana sin despedirme de mi suegra. No. Para ella, si pasa algo, ha tenido que ser malo.
Por eso, cuando los miércoles por la mañana suena el teléfono en la oficina, mis compañeros ya saben que es mi progenitora que quiere fiscalizar lo que ha pasado. “¿No has publicado el post, no?”. ¿Y eso?”.
Es lo que ocurre cuando tu madre se incorpora de pleno derecho a la vida socio-virtual. ¿Dónde quedó mi intimidad? ¿Mis secretillos? ¿Los chistes verderones que pudiera compartir con mis conocidos digitales?
Mi madre me sigue en Twitter, es mi amiga en Facebook, está suscrita a mi blog y acaba de comprarse un Smartphone con WhatsApp con el que sabe exactamente a qué horas me conecto y desconecto. (Y esperaos que descubra que también estoy en LinkedIn y en Google +).
Sí, sí, podéis llamarme mártir sin rubor.
Tan sólo por no escucharla especulando con los sucedidos tormentosos que me pudieran haber acechado, voy a esforzarme en seguir publicando puntualmente cada martes.
Y lo del “negro” lo pospongo por ahora, querido David. Que luego pasa lo que pasa.
Jajajajaja
tu madre se ha ido actualizando muy bien a los tiempos, y te tiene muy bien fichada como buena madre!!
Lo peor de todo, Laura, es que muchas veces tiene razón… 😉 Un fuerte abrazo