¿Algún abogado matrimonialista en la sala? ¡Bien! Me alegro. Más que nada para alejar definitivamente de mí las pérfidas tentaciones que casi me llevan ayer a pedir el divorcio exprés y/o la anulación conyugal.
¿Y me diréis: pero tú no cohabitas con un santo varón cuya benevolencia glosas sin reparo? Y yo os contestaré: sí… Eso es así casi siempre. Porque el hombre es un ser imperfecto y contrahecho y, cuando resulta más inconveniente, ¡zas!, decide ser humano en toda su magnitud. Y si no fuera tan fina como soy diría, con el meñique levantado y todo: la ca-ga.
Así pasó ayer: un día en que yo NO podía llegar tarde a la oficina, uno de esos momentos en que NO conviene en absoluto destacarse para mal, una de esas jornadas en que NO basta con serlo sino que hay que parecerlo… Y tuvo que suceder. Justo ayer.
Os pongo en antecedentes. Ada se había despertado con dolor de cabeza, así que, ingenua de mí, pensé: un sanDalsy y al cole. Pero, mira tú por dónde, que la molestia, misteriosamente, no se le pasaba después de un tiempo. Y, claro, una a veces es borrica, pero no para mandarla de esa guisa a clase. Así que, pese a que ayer NO era el día, tuve que esperarme con ella en casa a que el medicamento le hiciera efecto. “Será cuestión de minutos”, pensé. Sí, sí. Cuestión de 60 minutos, y de otros 60 y de otros 60…
Hasta que, temiéndome lo peor, me dio por telefonear:
-“Estooooo, cariño, boniiiiito, corazón de mis entretelas, ¿cuánto Dalsy le has dado a Ada?”
-“Pues 5, como siempre”
A eso le llamo yo ser un sentimental, un hombre de profundos arraigos, un padre con convicciones. ¿A quién si no se le ocurriría dar a su hija de 11 años la misma dosis que cuando era una bebé de 12 meses?
El fin de la historia ya la sabéis. Tan sólo llegué tarde cuatro horitas de nada a la oficina, justo el día en que NO debía retrasarme. Y, je, je, casualidades, unos minutejos después de darle a la pobre criaturita mía la dosis exacta que, oh milagro, le quitó el dolor al instante.
¿Comprendéis ahora por qué adoro a mi marido sobre todas las cosas? ¿Por qué renovaría mis promesas matrimoniales hoy mismo? ¿Por qué hay momentos en que cogería un exprimidor para dar buena cuenta de esta media naranja con la que la vida me ha obsequiado?
No busquéis en mí una Infanta cualquiera. Que no sabe, no recuerda, ni le constan los pecadillos de su urdangarin particular. Soy mucho más arpía y bienmemoriada. Y, en esto, queridas mías, sé que no estoy sola, porque de hombres ocurrentes y oportunos está el mundo lleno.
Como veréis, hoy estoy totalmente poseída por el espíritu de San Valentín. ¿Qué os creíais que era sólo un invento de unos grandes almacenes o qué?
Terry Gragera
@terrygragera
Hola Terry, aquí estoy. Mi absoluta ignoracia de las tecnologías me impide leer a menudo tus escritos pero es un gusto cuando me armo de valor y me pongo delante del ordenador y digo: ea! allá voy!. Y entonces tengo el placer de darme un atracón de los cuatro o cinco últimos escritos y me rio y me río sin parar durante un largo rato.
Es un gusto poder identificarse con muchas de las cosas que cuentas y también un gusto ver que hay cosas que no me pasan (a cambio a veces me pasan algunas peores….).
Pero sobre todo es un gusto leer tus sensatos y cómicos relatos.
Un beso a los cuatro
Irene
Irene, ¡qué alegría más grande verte por aquí! Te agradezco mucho que entres y me leas, aunque sea a trompicones. Ya, ves, nuestras historias de madres de cada día. Un beso muy fuerte para todos. 🙂
Hombre, !!mujer!!, un fallo imperdonable , para tenérselo en cuenta….ahora que !como no compense con creces.!….Ya te digo… Besos Papá.
Tranquilo, Papá, que ya ha purgado lo suyo… Besos
Pero si es perfecto!! ..bueno, eso creía yo, pero ya veo que no- que fallo tan GRANDE!.. bendito sea, bendito.
Sí, Mamá, tu yerno es perfecto perfectísimo. Al menos para ti. Para mí también, no lo vamos a juzgar mal por un «pecadillo»… 🙂
ahí se demuestra quien cuida realmente a nuestros hijos»»‘ nuestros «»» porque son de los dos.jijijijijijij… no dan para mas que se les puede hacer.sigue Terry eres genial MUA CCC
Muchas gracias, anónima amiga. Te veo con espíritu de revancha, ¿por qué será? 😉
Querida amiga como siempre ,estas que te sales enhorabuena !!! Y si ,
el mundo esta lleno de hombres ocurrentes y oportunos
Ya te digo, querida amiga anónima, ya te digo.
Un abrazo
«»»»ajooooooooo»»»» mi niña cuarentona…….pero tu que te creias…? Donde tu solo
quieres ver un campo de amapolas en el que no pasan las estaciones y siempre es primavera chica, Nooooooo hija no.
Bienvenida a la puerta del otoño de la Santa Realidad. No me lo puedo creer El Santo tambien es humano como todos los hombres y hasta se equivoca. Enhorabuena dale mis Felicitaciones ya es uno mas de la familia varonil.
Sí, el santo también es humano. ¡La crudísima realidad! Ajooooo, querido Curro, ajooooo.
Hola Terry,
el «como siempre» es muy humano,….seguir la costumbre,… pero a veces los efectos secundarios son muy imporrantes…te imagino aguantándo delante de Ada el «el noooo ooo! me cag…en la ma…que le par…» jajajajaja.
Gracias por tus regalos semanales, no lo abandones nunca!
besos,
Marta
Muchas gracias, Marta. Sí, fue un momento «curioso», muy «curioso». Muchas gracias por tus palabras y por tu cariño. Besos